PUNTO DE PARTIDA PARA UNA RESPUESTA GENEROSA

En su visita apostólica a Colombia, el Papa Francisco se dirigió a los consagrados (Sacerdotes, Seminaristas, Religiosos y Religiosas. Entre otras cosas, nos habló del valor que tiene la inquietud, pues es este el punto de partida del trabajo vocacional. Todos en algún momento hemos sentido la inquietud del servicio, pues esta es la verdadera vocación a la que estamos llamados: a servir desinteresadamente. Este es, en últimas, el sentido de la Cruz.

Las comunidades religiosas deben suscitar en los jóvenes una verdadera inquietud, y contagiar, desde su carisma, a tantos jóvenes hambrientos de Dios. Las comunidades, los grupos parroquiales, los seminarios deben ser canales de encuentro que permitan a tantas personas acercarse a Dios y con ello vivir una verdadera experiencia de vida cristiana.

El Papa Fráncico hace una concreta invitación. Nos invita a ser “callejeros de la fe” y a anunciar a Cristo a todos los rincones del mundo. De los jóvenes depende una Iglesia llena de energía y entusiasmo y la mejor forma de predicar lo que hemos aprendido y vivido es con nuestro testimonio de vida. De él depende que contagiemos a otros, para que estos también puedan vivir y experimentar a Dios en sus corazones.

Dios no ha dejado de llamar, y lo hace a través de signos sencillos: un familiar, un cartel, un libro o su misma Palabra. Pero es importante LA RESPUESTA, pues toda llamada exige una respuesta. Por tanto, al percibir esa inquietud no la podemos dejar a un lado. Todo lo contrario: salgamos al encuentro del que nos llama, pero hagámoslo siempre con la alegría, con la esperanza que contamina.